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Cuando un eslabón falla

11.11.2019 13:58

https://www.periodicoelpulso.com/2019_noviembre/editorial-1.php

 

Desde cuando se adoptó en el país el manejo de la salud a través de la delegación del estado en actores público-privados, aunque con su permanente rectoría, una premisa sobreentendida era que el accionar de los participantes debía mantener un equilibrio en cada uno de ellos para que el sistema funcionara, de lo contrario una falla grave colocaría en riesgo la continuidad del modelo y de lo más importante, la salud de los ciudadanos.

El sistema de salud colombiano en las últimas dos décadas y media ha atravesado por varias crisis centradas en diferentes actores, recordamos la grave situación por la que han pasado los hospitales públicos, y que luego se extendió a los prestadores privados; también los problemas de los entes territoriales para afrontar de manera debida las acciones de salud pública bajo su competencia, y ahora vemos que las EPS, en vez de lograr salir a flote con las medidas adoptadas desde el gobierno central en el año 2015 para garantizar su sostenibilidad financiera, parecen hundirse en una espiral que puede ser desastrosa para todos.

de una coyuntura particular. Las liquidaciones que la Superintendencia Nacional de Salud ordenó en el mes de octubre, y otras que se dieron antes, son el resultado de su accionar de inspección, vigilancia y control frente a entidades a las cuales se les abrieron compases de espera para mejorar su gestión, y que, pasado el tiempo, no demostraron la capacidad para recuperarse. El problema es que, si se va más allá, el informe de sostenibilidad financiera de las EPS, emitido por la misma Supersalud, deja claro que los mismos síntomas se presentan en la mayoría de las aseguradoras y que podríamos estar cerca de nuevas liquidaciones.

Desde hace años se ha hablado de la necesidad de una depuración en el número de EPS que manejan el sgsss y que solo queden en operación aquellas con la capacidad suficiente y que demuestren estar en condiciones de cumplir con sus tareas misionales. Sin embargo, si acaso estamos frente a esa situación, la Supersalud y el gobierno nacional deben dar cada paso con la mayor prudencia posible porque las liquidaciones masivas pueden traer problemas que rompan el funcionamiento del resto de la cadena.

El primero de ellos es que pasará con la cartera pendiente de las entidades liquidadas. El tema ya ha sido abordado muchas veces y las posiciones no se han encontrado. Si las EPS que no muestran una buena gestión continúan dentro del sistema, obviamente las carteras aumentarán, pero si al ser liquidadas el gobierno deja la responsabilidad de la cancelación de la deuda en la interrelación entre privados, un asunto meramente contractual, es tanto como desconocer su responsabilidad superior al haber otorgado autorizaciones de funcionamiento a entidades que no respondieron como era debido.

Un punto intermedio podría ser que la Supersalud antes de proceder con la liquidación, establezca un periodo para que bajo su administración directa se giren a los acreedores los recursos suficientes para pagar la deuda, o por lo menos un porcentaje alto, y que el restante pueda ser manejado en tribunales o negociaciones directas. Este mecanismo iría acompañado de un traslado gradual de los afiliados, para primero no colapsar a las EPS receptoras ni a sus redes de servicios y generar afectaciones en las finanzas, y para que las atenciones en salud de las personas tengan la continuidad necesaria.

Otra ventaja del traslado gradual de afiliados sería que la EPS en vía de liquidación continuaría recibiendo recursos de la UPC que se destinarían, bajo la administración de la Supersalud, como habíamos dicho, para ir cancelando las deudas vigentes.

Es evidente que el sistema requiere ajustes, y si la salida de algunos actores es necesaria, hay que tomar medidas por dolorosas que estas sean, pero con una buena planificación los efectos negativos podrían minimizarse y permitir salir de la tempestad con los menores daños colaterales posibles.

Queda una pregunta para una reflexión más profunda, la crisis actual del aseguramiento, ¿obedece a malas gestiones puntuales, o refleja un momento de quiebre en la figura del aseguramiento? Buscar la respuesta debería ser una prioridad de los colombianos.

 

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