Desde Medellín, un paso en alzhéimer

Más enredados que los nudos dentro de las células que ayudan a provocarlo, parece el desentramado de todos los factores que desencadenan el alzhéimer.

Cada hallazgo suma. Y un aporte llega con la investigación de Carolina Londoño Peláez, ingeniera biomédica del CES-EIA, para optar al doctorado en Ciencias Médicas del convenio UPB-Carolina del Norte.

Existe una proteína, la mortalina, que no solo desempeña un papel en el desarrollo de esta y otras enfermedades neurodegenerativas sino en el cáncer y que podría servir de biomarcador para la detección temprana del alzhéimer.

En su estudio, que fue publicado en la revista Biomolecules, encontró que la mortalina incide en la modificación de otras proteínas presentes en ese mal.

Varias habían sido halladas en estudios previos, pero Londoño encontró otras no reportadas hasta el momento.

Es un aporte desde Medellín, donde varios grupos con reconocimiento internacional investigan sobre el alzhéimer, el de Neurociencias de la Universidad de Antioquia ha tenido desarrollos significativos, entre otros, en la identificación de mutaciones que hacen más proclives a las personas al alzhéimer, habiendo detectado la llamada mutación paisa.

La aparición

El alzhéimer se manifiesta como un deterioro cognitivo y trastornos del comportamiento y hoy cerca de 40 millones de personas lo padecen, estimándose que en 2030 se duplique el número.

Su aparición ha sido vinculada a la aparición de unas placas en el cerebro (betamiloides) y a nudos neurofibrilares por la proteína tau.

Y mientras algunos centros de investigación desenredan el componente genético, otros trabajan en identificar las causas que inciden en la aparición de la enfermedad.

En esta línea está el trabajo de Londoño Peláez. La mortalina está más expresada en personas con la enfermedad neurodegenerativa e incide en la activación de otras proteínas que inciden en el mal.

Aquella está presente en todos los humanos, pero se activa por el estrés oxidativo, por cambios ambientales significativos. Y tiene un papel en la proliferación celular.

Entender por qué está modificada en unas personas y no en otras será clave para establecer un biomarcador, una señal que permita la detección temprana de la enfermedad.

También ayudaría a entender mejor algunos tipos de cáncer, con los cuales se le relaciona. Si se identificara un biomarcador sería útil para modificar algunos hábitos del paciente porque hasta ahora no existe una cura.

Londoño Peláez destaca que en la ciudad se está a la vanguardia en investigaciones sobre estas enfermedades.

La investigadora trabaja con el grupo de Biología de Sistemas de la UPB y el Gibec de la Escuela de Ingeniería de Antioquia y el CES. Ahora con este hallazgo se espera reforzar el trabajo investigativo con otras instituciones y grupos que han expresado interés.