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El cambio de terapia antirretroviral triple a biterapia podría aumentar algunos biomarcadores de inflamación

26.07.2020 22:43

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El cambio de terapia antirretroviral triple a biterapia podría aumentar algunos biomarcadores de inflamación

Algunos factores de confusión podrían haber condicionado esta asociación observada en un estudio español, por lo que debería ser validada por futuras investigaciones

Un estudio presentado en la 23 Conferencia Internacional sobre el Sida (AIDS 2020) –celebrada la semana pasada de forma virtual por la pandemia de la COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019) – ha concluido que pasar de tomar regímenes antirretrovirales basados en 3 fármacos a tomar biterapias permitiría mantener la indetectabilidad viral, pero que algunos biomarcadores de inflamación podrían aumentar (lo que podría significar consecuencias negativas a largo plazo, por ejemplo, a nivel cardiovascular). El estudio, sin embargo, podría no haber controlado adecuadamente algunos factores de confusión que afectarían a la consistencia de los resultados, por lo que debe ser interpretado con precaución.

El desarrollo de antirretrovirales cada vez más efectivos ha permitido que, en los últimos años, se desarrollen terapias antirretrovirales basadas en dos fármacos tan eficaces como las terapias antirretrovirales estándar de tres fármacos (véase La Noticia del Día 21/11/2019). Ello permitiría mantener la efectividad reduciendo el riesgo de efectos adversos (por eliminar un fármaco).

Con el objetivo de determinar si el paso a biterapia podría tener consecuencias a otros niveles distintos al del control de la replicación viral, un equipo de investigadores españoles llevó a cabo un estudio observacional en el que se compararon resultados clínicos relativos al VIH y diversos biomarcadores de inflamación en personas que pasaron de terapia triple a biterapia con los de personas que se mantuvieron en terapia triple.

El análisis incluyó a más de 8.400 personas de una amplia cohorte española (la Cohorte de la Red de Investigación en Sida [CoRIS]) que habían iniciado tratamiento antirretroviral triple entre los años 2004 y 2018 y habían logrado la indetectabilidad de la carga viral durante el primer año de tratamiento. Más del 80% eran hombres, la mediana de la edad en el momento de la inclusión era de 37 años (el 12% eran mayores de 50 años) y el 12% tenían historial de diagnóstico de sida.

Tras las primeras 48 semanas en tratamiento antirretroviral, un total de 7.665 de los participantes siguieron en terapia triple, 424 pasaron a tomar biterapia y 327 pasaron a tomar monoterapia.

Las biterapias seguidas por los participantes fueron dolutegravir/lamivudina (Dovato®), dolutegravir/rilpivirina (Juluca®) o un inhibidor de la proteasa potenciado junto a lamivudina (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Epivir®). Las monoterapias utilizadas fueron siempre un inhibidor de la proteasa potenciado.

El riesgo de fracaso virológico (definido como dos mediciones de carga viral por encima de 50 copias/mL consecutivas) no difirió significativamente entre los tres grupos comparados durante los primeros dos años posteriores al cambio de tratamiento (o al no cambio de tratamiento en el caso del grupo que se mantuvo en terapia triple).

Tras dichos dos primeros años, las tasas de fracaso virológico no presentaron diferencias significativas entre los grupos con terapia triple y biterapia, pero las personas en monoterapia presentaron un riesgo de fracaso virológico que prácticamente triplicaba el del grupo con terapia triple (cociente de riesgos instantáneos [HR]: 2,85; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,55-5,17; p= 0,003).

La baja edad promedio de la cohorte y el hecho de que las inclusiones tuvieron lugar bien entrada la era de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA) condicionó que el número total de eventos graves o fallecimientos durante el estudio fuera bajo.

A los seis meses del cambio de tratamiento, los investigadores hallaron cierto aumento de eventos graves no definitorios de sida en los grupos en monoterapia o biterapia, pero las diferencias no fueron estadísticamente significativas.

El estudio analizó los niveles de diversos biomarcadores de inflamación tales como la interleuquina 6 (IL-6), la proteína C Reactiva (CRP, en sus siglas en inglés), dímero D (un subproducto de la formación de coágulos) y la proteína intestinal de unión a ácidos grasos (IFABP, en sus siglas en inglés, una proteína que aumenta cuando el revestimiento intestinal se ve dañado, algo que se observa desde las primeras fases de la infección).

Para el análisis de biomarcadores se contó con muestras de 180 participantes que disponían de, al menos, tres mediciones disponibles. De ellos, 90 tomaban terapia triple, 60 biterapia y 30 monoterapia.

Respecto a quienes se mantuvieron en terapia triple, las personas en biterapia presentaron niveles significativamente más elevados de CRP y dímero D. Quienes pasaron a monoterapia también experimentaron unos aumentos en los niveles de inflamación significativamente superiores a los observados en el grupo con terapia triple.

Los hallazgos del presente estudio resultan muy interesantes, pero su naturaleza observacional y la asimetría respecto al número de participantes entre los grupos comparados dificultan la interpretación de los resultados y favorecen la existencia de posibles factores de confusión. Así, a título de ejemplo, los biomarcadores de inflamación pueden verse alterados por diversas comorbilidades cuya prevalencia en cada grupo no fue analizada. Por ello, parece necesario verificar estos hallazgos en futuros estudios diseñados específicamente para proporcionar resultados más consistentes (idealmente estudios de intervención con grupo control y naturaleza no observacional).

 

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