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Habla el cirujano detrás del milagro de Natalia Ponce

27.01.2016 21:01

https://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/natalia-ponce-de-leon-habla-su-cirujano/16490114

Habla el cirujano detrás del milagro de Natalia Ponce

Jorge Gaviria dice que quien la agredió debe pasar el resto de su vida en prisión.

Veintidós meses después de recibir un litro de ácido puro en el rostro y tras someterse a 20 cirugías, Natalia Ponce de León decidió este lunes quitarse la máscara en plena Casa de Nariño.

Mientras se promulgaba la ley que endurece las penas para los agresores con agentes químicos, le mostró al país que ya tiene piel, que sus ojos se salvaron, que su boca y mentón están en plena reconstrucción y que está lista para entrar de nuevo al quirófano el próximo 2 de marzo.

 
 

 

El milagro quirúrgico se lo debe a Jorge Luis Gaviria Castellanos, un cirujano de 50 años que pertenece al staf de especialistas del hospital público Simón Bolívar y que admite haber derramado lágrimas por su paciente. Por primera vez, Gaviria accedió a hablar del caso, del sujeto que la agredió y de por qué renunció a tener un lucrativo consultorio privado, para atender solo a quemados. (Lea también: Entrenan a bomberos de Bogotá para atender los ataques con ácido)

¿Quién es usted?

Sencillamente, un cirujano plástico cuyo motor de la vida es trabajar en función de pacientes pequeños y adultos, quemados por ácido, agua, gasolina, pólvora y otras sustancias.

¿Cómo llegó a sus manos el caso de Natalia?

Ella llegó al hospital Simón Bolívar el 27 de marzo en la noche. Después de que los médicos especialistas y enfermeros lograron estabilizarla, pasó de cuidados intensivos a cirugía, para que le retiraran la piel con ácido y se tratara de frenar el daño. Yo no estaba de turno, pero fui por coincidencia. La cirujana encargada me pidió que la apoyara y me hice cargo.

¿Qué pensó cuando la vio por primera vez?

Eran quemaduras muy graves en la cara. Tenía todo el brazo derecho quemado y parte del izquierdo. También sus muslos. Me impactó la sevicia con la que le hicieron el ataque. Me conmovió que toda la cara estaba lesionada, no le dejaron ni un milímetro sano. Eso indica que la intención era destrozarla. Fue impactante, cruel.

Si las heridas eran tan profundas, ¿cómo logró reconstruir el rostro que el país vio esta semana?

Es un procedimiento lento y no es un trabajo solo mío. Todo el personal del Simón Bolívar estuvo en función de Natalia. Yo he puesto todo el empeño y voluntad, pero hay partes que no puedo controlar. Mi trabajo de técnica quirúrgica ha sido gratificante, pero también frustrante. Salgo contento de una cirugía y luego empiezan a aparecer deformidades, retracciones que le volteaban los párpados, la boca, la nariz. Yo decía, Dios mío, qué más hago. Pero había otras partes que mejoraban, y Natalia siempre me decía que había que seguir. Eso me alimentaba y no me dejaba desfallecer. Pero ha sido un proceso de mucha dedicación física y mental. (Además: Las razones por las que Natalia Ponce se quitó la máscara)

¿Le dio miedo hacerse cargo del caso de la mujer que se convirtió en símbolo de este tipo de agresiones?

Sí. Sentí miedo después que me di cuenta de que se trataba de una persona que tenía todos los ojos del país encima. Sentía ansiedad y sabía que estaba bajo la lupa de medios, de la familia, de la gente. Eso intimida. Pero tuve el apoyo de muchas personas, como la doctora Martínez, nuestra terapista ocupacional, que me sugería cómo mejorar la cicatrización, y eso me daba tranquilidad. La plena confianza que la familia de Natalia puso en mí también me ayudó.

¿Cuál fue el momento más crítico?

En la tercera o cuarta cirugía, cuando ya le habíamos quitado toda la piel quemada y se iba a empezar la reconstrucción. El anestesiólogo me dijo: ‘Tenemos que terminar ya’. Se estaba descompensando, la sangre se estaba intoxicando y a mí me faltaba la mitad de la cara. Era angustiante. No podía dejar el procedimiento a medias ni poner en riesgo su vida. En esos momentos hay que tomar decisiones rápidas. Tuve que tomar piel del muslo para cubrir lo que faltaba. (Lea: 'La ley me da fuerzas para seguir luchando': Natalia Ponce de León)

¿Va a revelar algún día cómo llegó Natalia tras el ataque?

Es material médico que se usa para evaluar procedimientos. Depende de que Natalia lo decida. Es su cara, su privacidad. Ni siquiera ella las ha visto. Pero hubo un momento en el que su cara quedó sin piel.

¿Qué factor tiene Natalia para que las cirugías hayan sido tan exitosas?

Es única, especial. Es ella. El amor de Yuly (la mamá) y de toda su familia la rodeó y le dio fortaleza, que ella misma me contagió. Ellos, al igual que mi madre Teresita, son su soporte. Natalia nunca se cansa, sigue adelante, brilla por sí sola, envuelve a los demás con su luz y se ha acercado a Dios. Ahora es mi amiga y la quiero mucho.

¿Qué tanto pesa la fe y el poder de la mente en el éxito de una cirugía y de una recuperación?

Todo. Las manos de los cirujanos son un simple instrumento de Dios. Antes de iniciar una cirugía me encomiendo a él. Eso hace la diferencia con otros para quienes una cirugía es una especie de receta de cocina.

¿Colombia está preparada para atender estos casos?

La sociedad no está preparada. Le da miedo actuar. Y las universidades no rotan a sus alumnos por los servicios de cirugía plástica ni por las unidades de quemados. Los médicos se gradúan sin haber visto a un quemado y, cuando les toca, algunos no saben cómo proceder. Pierden tiempo valioso en averiguar qué hacer, y un minuto es definitivo. El Gobierno ha hecho esfuerzos; ya hay protocolos de atención, pero no han sido bien socializados.

¿Reconstruir una cara es reconstruir una vida?

Sin duda. Debe ser terrible mirarse al espejo y no reconocerse. Las cirugías permiten rehacer la vida, aunque no con la misma cara, porque lo que hace Dios no lo puede hacer uno.

¿El país cuenta con los recursos médicos para ello?

Como cirujanos no tenemos nada que envidiarle a ningún país. El Simón Bolívar y su personal son los mejores. Pero hay un producto capaz de neutralizar el ácido, que se usa en Europa, Estados Unidos, México, Brasil y Chile, pero no en Colombia. Le hemos pedido al Ministerio de Salud que se exporte de Francia, y médicos, bomberos, policías, servicios de urgencias lo tengan. Sin embargo, no se ha podido. Puede ser tan eficiente que ni siquiera se necesiten cirugías.

¿Natalia ha tenido recursos médicos nuevos?

Sí. Una piel que se llama glyaderm, de origen humano, que ha hecho la diferencia en el proceso de cicatrización. No hay deformidades dramáticas. La Secretaría de Salud de Bogotá trabaja en su producción.

Algunos dicen que no todas las víctimas tienen esas posibilidades....

Legalmente, todos tienen derecho a tener lo mismo que Natalia, todo. Pero algunas EPS no autorizan y los pacientes deben acudir a tutelas, quejarse ante la Supersalud, y eso no es justo.

¿Cuánto le falta a Natalia para su recuperación?

Mucho. La parte inferior del rostro. Fue lo más quemado y comprometió hasta el músculo. Espero que con el avance de la ciencia podamos recurrir a la regeneración celular. Pueden faltar 10, 15, 20 cirugías.

Si obtiene excelentes resultados, ¿por qué no tiene un consultorio para levantar colas y senos?

Siempre tuve claro que quería ser médico cirujano de quemados. Tengo sueldo del Distrito y el resto lo gano con la gratitud y sonrisas de mis pacientes. No opero por plata.

¿Qué piensa del agresor de Natalia?

Ese señor, desde mi punto de vista, es muy inteligente, calculador, cruel. De loco no tiene nada. Planeó todo momento a momento. Debe estar encerrado por el resto de su vida, es un peligro para la sociedad. Las víctimas viven una muerte en vida. Desafortunadamente hay mucha impunidad, y eso es lo que el país no puede permitir. En algunos países, eso se castiga con pena de muerte.

 

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