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La profilaxis postexposición al VIH no estaría indicada después de una exposición a esputos

19.05.2018 11:24

La profilaxis postexposición al VIH no estaría indicada después de una exposición a esputos

En el caso de las mordeduras, el tratamiento profiláctico de emergencia solo estaría indicado en circunstancias excepcionales

Los esputos no implican riesgo de transmisión del VIH y el riesgo de adquirirlo a través de una mordedura es despreciable. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado recientemente en HIV Medicine. Las autores de este estudio británico consideran que la profilaxis postexposición al VIH (PEP) no estaría indicada después de una mordedura, salvo en circunstancias excepcionales.

La amenaza percibida de transmisión del VIH a través de los esputos o las mordeduras se manifiesta a través del creciente uso de mascarillas protectoras por parte de las fuerzas policiales de Reino Unido. Sin embargo, las recomendaciones actuales británicas sobre la PEP después de una exposición de alto riesgo establecen que no se recomienda el tratamiento de emergencia en caso de mordedura por parte de una persona con el VIH a menos que se produzca en situaciones extremas y tras debatirlo con un profesional sanitario.

Con el fin de que las decisiones sobre las políticas y prácticas futuras relacionadas con la exposición a mordeduras y esputos se fundamenten en la evidencia médica actual, un equipo de investigadores llevó a cabo una revisión sistemática de la literatura relacionada con el tema. Para ello, contaron con las bases de datos de MedlineEmbase y Northern Lights y las páginas web de conferencias en las que utilizaron términos de búsqueda relacionados con el VIH, el sida, las mordeduras, los esputos y la saliva.

Como criterio de inclusión se definió que los estudios se plantearan la transmisión del VIH a través de mordeduras o esputos donde el resultado estaba documentado a través de pruebas de anticuerpos del VIH. Dos revisores independientes identificaron un total de 742 estudios. No se identificó ningún estudio de cohorte ni de caso-control.

Los investigadores evaluaron la plausibilidad de que se transmitiera el VIH a través de un episodio de esputo o mordedura de acuerdo con el estado inicial del VIH, el tipo de lesión, la relación temporal entre el episodio y la prueba del VIH y el análisis filogenético, en los casos en los que se disponía. Además, la posibilidad de que la transmisión estuviera relacionada con un episodio se clasificó como alta, media o baja.

Del total de estudios, no se registró ningún caso de transmisión del VIH relacionada con esputos.

En relación con la transmisión del VIH y las mordeduras se halló un total de 13 estudios. Once de ellos eran informes de caso y los otros dos restantes eran series de casos relacionados con la transmisión del VIH, o su ausencia, después de un episodio de mordedura. En total estos estudios incluyeron información sobre 23 personas, de las cuales 9 (39%) habían adquirido el VIH.

La mayoría de los casos identificados (6 de 9) ocurrieron entre familiares; tres de ellos (3 de 9) en peleas que involucraban heridas graves; y dos (2 de 9) fueron el resultado de primeros auxilios realizados por personas sin experiencia que colocaron los dedos en la boca de otra persona durante una convulsión.

Ningún caso de transmisión se produjo en trabajadores de los servicios de urgencias sanitarias o en policías,

Sólo cuatro de estos casos se clasificaron como altamente plausibles o de transmisión confirmada debido a una mordedura. En estos casos, la persona con el VIH tenía enfermedad avanzada y no recibía tratamientoantirretroviral, por lo que era probable que tuviera una carga viral alta. Asimismo, la mordedura causó una herida profunda y la persona con el VIH tenía sangre en la boca.

Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto que no existe riesgo de transmisión del VIH a través de esputos –por lo que no estaría justificado el uso de mascarillas protectoras por parte de las fuerzas policiales– y que el riesgo mediante mordedura es insignificante.  De acuerdo con los investigadores, las condiciones necesarias para que se produzcan la transmisión del VIH a través de una mordedura son que la infección no esté tratada ni controlada; que se produzca una lesión grave (con perforación de la piel); y que la sangre esté visible en la boca del mordedor. En ausencia de estas circunstancias, la PEP no estaría indicada dado que no existe riesgo de infección.

Las recomendaciones españolas, en consonancia con las británicas, también señalan que la PEP solo estaría indicada cuando las mordeduras implican rotura de piel y sangrado.

  

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