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Las personas mayores con el VIH tendrían más dificultad en ganar masa muscular que aquellas sin el virus

29.10.2019 10:23

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Las personas mayores con el VIH tendrían más dificultad en ganar masa muscular que aquellas sin el virus

Según los resultados de un estudio, estas personas podrían necesitar hacer más ejercicio de resistencia que sus pares sin el VIH para promover el crecimiento muscular

Las personas mayores con el VIH participantes en un programa de ejercicio físico supervisado tendrían una mayor dificultad para ganar masa muscular en comparación con sus pares sin el VIH. Éste es el principal resultado de un estudio presentado durante el X Taller Internacional sobre VIH y envejecimiento celebrado recientemente en Nueva York (EE UU).

Los tratamientos antirretrovirales más modernos han reducido de manera considerable su toxicidad y ya no se asocian a efectos secundarios tan perniciosos como la atrofia muscular o la lipoatrofia (pérdida de grasa). Sin embargo, las personas mayores con el VIH continúan enfrentándose a un mayor riesgo de experimentar sarcopenia (atrofia muscular) relacionada con la edad y a un aumento de la adiposidad que sus pares sin el VIH (véase La Noticia del Día 13-07-2017 ).

Estudios anteriores hallaron que las personas mayores con el VIH experimentaron mejoras en la función física similares a las de un grupo control formado por personas sin el VIH tras participar en una intervención basada en ejercicios físicos.

En esta ocasión, investigadores de la Universidad de Colorado (EE UU) quisieron estudiar los cambios relacionados con el ejercicio en la masa muscular y la masa grasa en personas sedentarias de 50 a 75 años con o sin el VIH.

Para ello contaron con la participación de 27 personas con el VIH y 28 personas sin el VIH. Para participar en el estudio, las personas con el VIH debían haber tomado tratamiento antirretroviral durante al menos dos años, haber tenido una carga viral completamente suprimida durante dos años o más y tener un recuento de células CD4 superior a 200 células/mm3.

El 93% de los participantes eran hombres y el 80% eran de etnia blanca. La mediana de edad en el grupo con el VIH fue de 56 años en comparación con 60 años en el brazo control; diferencia que no fue estadísticamente significativa. Las personas seropositivas habían sido diagnosticadas hacía una mediana de 23 años, llevaban tomando el tratamiento antirretroviral durante una mediana de 17 años y tenían una mediana del recuento de células CD4 de 546 células/mm3.Todos tenían una carga viral inferior a 50 copias/mL.

Entre personas con el VIH y entre aquellas del grupo control, el 20% y el 8%, respectivamente, estaban tomando testosterona y aproximadamente el 45% en ambos grupos tomaban estatinas para reducir el colesterol.

De acuerdo con el índice VACS (procedente del Estudio de Cohorte sobre Envejecimiento de Veteranos, por sus siglas en inglés) el 59% del grupo con el VIH y el 25% del brazo control tenían una puntuación superior a 20, lo que indicaría que tenían un riesgo estimado de muerte del 20% en los siguientes cinco años. Este resultado también indicaba que las personas con el VIH tenían una mayor cantidad de comorbilidades en comparación con aquellas sin el virus.

La intervención consistió en un programa de ejercicio cardiovascular y de resistencia de moderada a alta intensidad supervisado de 23 semanas de duración y con una frecuencia de tres veces por semana.

Los investigadores utilizaron los escáneres DEXA (siglas en inglés de densitometría dual de rayos X) para comparar cuatro medidas corporales antes y después de la intervención: masa corporal magra total (masa muscular), masa magra apendicular ajustada a la altura (una medida de la fuerza esquelética de las extremidades inferiores utilizada para predecir el riesgo de fractura de cadera), masa grasa corporal total y área grasa visceral (superficie de grasa que rodea los órganos).

Los escaneados DEXA realizados antes de la intervención mostraron que las personas con el VIH, en comparación con el grupo control, tenían un índice de masa corporal (IMC) mediano más bajo (26,9 frente 29,6; donde entre 25 y 29,9 se considera sobrepeso) y menos grasa total (45,4 libras frente 60 libras).

Las medidas entre los dos grupos fueron comparables en lo relativo al área de grasa visceral (184 cmfrente 211 cm3); a la masa corporal magra total o masa muscular (127,8 libras frente 132,3 libras) y a la masa magra apendicular ajustada por la altura (8,6 kg/mfrente a 8,9 kg/m2)

Tras finalizar el programa de ejercicios y ajustar los posibles factores de confusión, los autores observaron que los participantes del grupo control tuvieron un aumento estadísticamente significativo de la masa muscular de 1,76 libras, mientras que las personas con el VIH tuvieron un aumento de 1,32 libras, aunque este último aumento no resultó estadísticamente significativo .

Los cambios fueron comparables y cercanos a la significación estadística entre el grupo con el VIH y el brazo control para la disminución de la masa magra apendicular (0,14 kg/mfrente a 0,15 kg/m2), la reducción de grasa corporal total (4,4 libras frente 2 libras) y la disminución del área de grasa visceral (17,7 cmfrente 10,3 cm 3).

La adherencia al programa de ejercicios fue un factor de predicción significativo de la disminución de la masa grasa total y del área de grasa visceral.

De acuerdo con los autores, el mayor número de comorbilidades entre las personas con el VIH no explicaría por qué ganaron menor cantidad grasa magra que aquellos sin el virus. Asimismo, los mismos concluyeron que las personas mayores con el VIH podrían necesitar hacer más ejercicio de resistencia que sus pares sin el VIH para promover el crecimiento muscular.

 

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