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Vuelve la discusión por uno de los medicamentos más caros de Colombia
15.09.2019 22:50Vuelve la discusión por uno de los medicamentos más caros de Colombia
El grupo de manifestantes estaba liderado por la Fundación Atrofia Muscular Espinal Colombia Sara y Sofía (Famecol). María Isabel Acevedo es su presidenta y aquel día, además de carteles, también tenía un listado de firmas que había recopilado a través de la página web change.org. Cerca de 75.000 personas se habían unido a su petición. Su título era concreto: “Spinraza para los pacientes de todos los tipos y edades de AME en Colombia”. Acevedo, profesora del Distrito, tenía dos hijas con AME (una de 17 años y otra de tres), y, como muchas madres, había emprendido una larga ruta para acceder a ese fármaco. (Lea Los médicos que quieren controlar en Colombia una enfermedad olvidada por el planeta)
Han pasado casi dos semanas desde que Acevedo se plantó frente al Ministerio a protestar. Hemos hablado en varias oportunidades y ayer el resultado de su esfuerzo parecía haber valido la pena. Hace cinco días el ministro de Salud en compañía de varios funcionarios había escuchado sus reclamos y sus propuestas. Trazaron una agenda para trabajar de manera conjunta. Su postura es inamovible: “Queremos que todos los pacientes con AME reciban Spinraza”, dice. “He viajado por varios países y he comprobado que funciona. No cura, pero detiene el deterioro. Si lo hubiesen recibido, los 16 niños que han muerto desde 2016 no hubiesen fallecido”.
Para explicarlo, relata el caso de su hija: “Azul (de tres años) hoy recibe la medicina y tuvo una gran mejoría. Antes no podía ponerse de rodillas; ahora lo logra. También puede alzar los brazos. A veces puede llevar un vaso hasta su boca”.
La atrofia muscular espinal es una enfermedad compleja. Es provocada por la mutación de un gen (el SMN1) y solo uno de cada 10.000 nacimientos vivos suele padecerla. Tras décadas tratando de entenderla, la medicina la clasificó en cuatro clases. La tipo I se presenta antes de los seis meses de edad; la tipo II, entre los seis y 18 meses; la III ,entre los dos y los 17 años, y la tipo IV, en la adultez.
Sin embargo, el Spinraza, que fue aprobado en 2016 por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), les prometió a los pacientes detener el progreso de la AME. El 11 de abril de 2019 el Invima se sumó a las agencias que le dieron el aval. Ese día le otorgó el registro sanitario a la empresa Biogen Idec Limited, con domicilio en Maidenhead, Reino Unido. El nombre del importador quedó anotado como BIIB Colombia S.A.S.
La indicación del Invima fue clara: el Spinraza está indicado solo para menores de seis años que tengan el diagnóstico genético confirmado. En otro párrafo dejó abierta una incertidumbre que ha atravesado este debate: “No hay información disponible sobre la eficacia de este medicamento a largo plazo. Se debe revisar periódicamente la necesidad de continuar con el tratamiento y se debe considerar de forma individualizada en función de las manifestaciones clínicas y de la respuesta al tratamiento del paciente”.
La especificación sorprendió a Francisco Calderón, gerente de acceso de BIIB Colombia. Según él, en la mayoría de países se ha aprobado Spinraza para todo rango de edad. Por eso, dice, “ya presentamos una nueva solicitud ante el Invima que está acorde con la evidencia científica”.
Por el momento, el Ministerio (la Adres, para ser precisos) solo ha recibido un recobro por tres viales de Spinraza. ¿El costo de los tres? $1.123 millones. Cada paciente requiere seis de estos frascos el primer año de tratamiento. Es decir, en total, la suma supera los $2.000 millones.
La cifra, si se multiplica por los 103 pacientes que tiene en su base de datos Famecol, es alta. Supera los $200.000 millones anuales. María Isabel Acevedo lo sabe, pero prefiere apartarse del debate del dinero. Tiene un buen argumento: “Para nosotros el Spinraza es la única opción y no pueden dejarnos sin ella. Creemos que puede cambiarnos la vida. Por eso, nuestra invitación al Ministerio es que se siente a negociar con el laboratorio, pero no que nos dejen sin medicamento”.
¿Puede pagar el sistema de salud colombiano una suma similar? ¿Si no cura, las mejorías que promete el Spinraza representan calidad de vida en los pacientes? ¿Quién decide cuándo dar o no el tratamiento? ¿Cómo zanjar una discusión sobre los derechos individuales y los colectivos? ¿Sobre la vida misma?
Mejía, por su parte, prefiere recordar que el país tiene múltiples herramientas para defenderse de los altos precios que han llegado con las nuevas tecnologías de la salud. La regulación de precios de medicamentos, es una de ellas. También menciona el desarrollo de lineamientos y protocolos específicos cuando se requiera aplicar medicinas de muy alto costo.
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